Pensamientos, emociones y reflexiones de tus compañeros de ASPROM:
Al recordar a Pedro, una de las primeras imágenes que te vienen a la cabeza, es la de él metido en la cocina, con su camisa sin mangas y el delantal puesto. Pasaba horas buscando nuevas recetas en el ordenador.
Ha sido un gran amigo para muchos, y un hermano para otros. Una persona con la que compartir los placeres de la vida cotidiana, pero especialmente, una persona con la que compartir largas conversaciones sobre libros, temas políticos, culinarios, sociales, religiosos, transcendentales y espirituales.
Muchos disfrutaron con él largas noches llenas de conversaciones apasionantes. Era una persona que te hacía sentir ese arropamiento personal. Un gran tertuliano de media noche, un teólogo revolucionario autodidacta.
En las noches que no encontraba tertuliano, disfrutaba de escuchar la radio, era un hombre preocupado por conocer la realidad de su sociedad.
Gran pensador. Muchos aprendimos de él. Nos regaló contundentes reflexiones sobre la condición de ser una persona con limitaciones físicas (ver reflexiones ).
Tenaz en sus cuidados, luchador incansable contra su enfermedad. Sensible con sus seres próximos, crítico con las injusticias. Un apasionado por la vida; de sonrisa fácil y trato cercano.
Otros lo recordarán por ser un gran consejero en la lectura de libros, fue un gran lector hasta el final.
Pedro enriquecía el lugar a donde iba; participaba, preguntaba y se preocupaba por el presente compartido.
Persona familiar, estuvo siempre muy pendiente de su familia en la distancia, y pendiente de su familia en ASPROM. Estaba orgulloso de sus orígenes, de su camino, de ser un Ceutí en Mallorca.
Pedro García fue una persona comprometida con hacer mejor este mundo.
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